Sería inconcebible la existencia humana sin su componente terrorífico. Desde la fragilidad de sus orígenes, un largo y angustioso escalofrío ha acompañado nuestros pasos. Miedo a lo desconocido, miedo a la muerte. Las visiones fantasmagóricas de los sueños del hombre primitivo darán cuerpo a los primeros mitos y leyendas. El germen del terror es cosecha de la propia naturaleza humana: la vida y la muerte como experiencias humanas aterradoras.
El terror- fantástico o el fantástico-terror -permítaseme la expresión- están presentes desde los orígenes de la literatura, pero paradójicamente adquiere carta de naturaleza durante el racionalismo del siglo XVIII, donde se establecen los cánones del género con la novela gótica. El auge del escepticismo y de la filosofía racionalista en Europa impulsará en cambio, el tratamiento literario del mundo fantástico y sobrenatural. El sueño de la razón produce monstruos literarios en los cuales conjurar los espíritus de nuestros miedos.
La literatura fantástica y de terror necesita de la complicidad del lector, de la suspensión de su incredulidad para provocar su miedo. El castillo de Otranto (1764) de Horace Walpole que sienta las bases de la literatura gótica, no tiene como destinatario un público supersticioso que cree en fantasmas y seres sobrenaturales. Sus lectores admiten las reglas de juego que propone el nuevo género, Y si fuera verdad.
Los misterios de Udolfo (1794) de Ann Radcliffe y El monje de Lewis configurarán definitivamente y de forma perdurable la tipología de la novela gótica que hemos iniciado con El castillo de Otranto. Los castillos encantados, los cementerios , las noches tenebrosas y los pasadizos secretos serán el escenario de hechos sobrenaturales y misteriosos. El agotamiento de la fórmula a nivel literario es evidente, pero el cine de terror ha sabido recuperar con éxito toda su parafernalia.
El impacto del romanticismo sobre la novela gótica significó una acentuación de los aspectos más tenebrosos y grotescos. Poe, en la segunda mitad del siglo XIX, dará un último y brillante impulso al cuento gótico de terror, pero sus días estaban contados. Arthur Machen , M.P. Shiel y otros autores y autoras abandonaron los escenarios góticos y los fueron sustituyendo por paisajes próximos: el pueblo, la ciudad, el bosque. Lo macabro podía suceder a cualquier hora y en cualquier lugar, el escenario había dejado de ser clave en la literatura de terror. Los mitos, supersticiones y leyendas reducían considerablemente el impacto de los relatos al no poder aportar nuevos elementos de perturbación.
El impacto del romanticismo sobre la novela gótica significó una acentuación de los aspectos más tenebrosos y grotescos. Poe, en la segunda mitad del siglo XIX, dará un último y brillante impulso al cuento gótico de terror, pero sus días estaban contados. Arthur Machen , M.P. Shiel y otros autores y autoras abandonaron los escenarios góticos y los fueron sustituyendo por paisajes próximos: el pueblo, la ciudad, el bosque. Lo macabro podía suceder a cualquier hora y en cualquier lugar, el escenario había dejado de ser clave en la literatura de terror. Los mitos, supersticiones y leyendas reducían considerablemente el impacto de los relatos al no poder aportar nuevos elementos de perturbación.
Eran miedos conocidos y la suspensión de la incredulidad a la que hacíamos referencia antes no era ya suficiente. El ruido de cadenas y los lamentos de los fantasmas ya no provocaban miedo sino aburrimiento.
Era necesario dotar al género de nuevos temas. Por eso crearon sus nuevos mitos: seres de otros planetas, mitos milenarios, nuevas criaturas cuya existencia se remonta al origen de los tiempos, etc. Los nuevos temas del horror serán retomados y reinventados por Howard Philip Lovecraft (1890-1937)y los autores de su Círculo. Los Mitos de Cthulhu, de Howard Philips Lovecraft, son una serie de relatos que se basan en estas premisas: antes de que el Hombre existiera, antes aún de que la vida tal como la conocemos apareciera en el planeta, éste estaba dominado por unas criaturas que no siempre eran de materia tal como la entendemos. La palabra más adecuada para definirlos es dioses: sumamente poderosos, con capacidades sobrehumanas e inmortales. Se les designa como los Primigenios. En cualquier momento, los Primigenios volverán; la Humanidad vive, sin saberlo, condenada. Esto ha dado origen a diferentes leyendas sobre dioses, demonios, espíritus, brujos, hechiceros, etc. Los amigos de Lovecraft, la mayoría escritores de cuentos de terror, entraron en el juego, aportando sus propios dioses, demonios, libros. Por ejemplo, el UNNAUSPRECHLICHEN KULTEN, de Carl von Junz, es creación de Robert E. Howard el autor de CONAN EL BÁRBARO. Los seguidores e imitadores de Lovecraft se cuentan por miles.
El autor nos invita a aterrarnos ante lo desconocido, ante lo imposible de sus entidades multidimensionales. Su influencia en la literatura y el cine de terror es la de autor de culto. Stephen King nos ha dado las claves de la novela moderna de terror, pero que tiene sus orígenes en la televisiva Dimensión Desconocida, al colocar a sus personajes ordinarios enfrentados a experiencias extraordinarias, que consiguen fácilmente la identificación del gran público. Puede acusársele de muchas cosas pero es un referente inexcusable del género, tanto cinematográfica como literariamente. Nuevas escuelas han ido apareciendo que se apartan del camino trazado por Stephen King, así Clavi Barker apadrina la nueva ola, que abandona toda sutileza para recrearse en la víscera y la mutilación.
El género gore llevará estos excesos a sus cotas máximas, denunciando la decadencia y la corrupción humana. La Matanza de Texas convertirá en icono del splatterpunk el psicópata de la sierra eléctrica y sus mutilaciones varias. Los tabúes han caído y el primer terror que experimentábamos tras la puerta al oír un misterioso ruido, se ha convertido en horror y espanto al observar un cadáver, que nos repugnará al ser presentado en toda su putrefacción. El desprestigio de la literatura de terror aparece ya en sus inicios -público mayoritariamente femenino- y se va sucediendo a lo largo de su historia, a pesar de la relevancia social que el terror como género ha ido adquiriendo en la cultura de masas. Enemigos y detractores nunca le han faltado: escapista, comercial, de pésima calidad literaria y un largo etcétera que de puro miedo no me atrevo a escribir.