El gótico internacional es un estilo dentro del arte gótico que se desarrolló en Borgoña, Bohemia y el norte de Italia a finales del siglo XIV y principios del XV.
Fue en este periodo cuando los artistas viajaron ampliamente por el continente, creando una estética común entre la realeza y la nobleza y eliminando así el concepto de un arte "extranjero". Las principales influencias estuvieron en el norte de Francia, los Países Bajos e Italia.
Historia
Durante el último tercio del siglo XIV y primer tercio del siglo XV, los frescos y las tablas pintadas o las miniaturas realizadas por las distintas escuelas locales o regionales, muestran entre sí un gran parecido. Asimismo, las vidrieras, los tapices, los bordados y los esmaltes suelen reflejar el estilo de las pinturas. El rasgo principal de la que se ha llamado estética gótica, es reconocible, en primer lugar, por la estilización a que se someten todas las formas, desde la figura humana y su ropaje, hasta los árboles y las rocas. El origen de este estilo, al cual la crítica ha denominado "estilo gótico internacional", se halla en la evolución de la sociedad y de la cultura durante la Baja Edad Media, en la superación del feudalismo y en el avance de las ciudades y de la burguesía como clase social emergente.
Las grandes catedrales con sus vidrieras de colores, fueron el reflejo del despertar de un orgullo cívico en las ciudades de Europa durante el siglo XII. Ciento cincuenta años después de las primeras catedrales góticas de la Isla de Francia, las ciudades europeas eran centros comerciales y económicos florecientes, independientes del poder de la Iglesia o de la aristocracia feudal. Una nueva clase social emergió en las ciudades de la Baja Edad Media, la burguesía, es decir, la clase de los artesanos y mercaderes, de los trabajadores no vinculados a la tierra o al señor. Una nueva escala de valores, acorde con la realidad económica y una nueva concepción social racionalista se desarrolla paulatinamente sustituyendo el orden feudal para dar paso a un nuevo orden social que solo será cuestionado a finales del siglo XVIII por la Revolución Francesa.
En este nuevo orden social, la aristocracia feudal abandona sus castillos y mansiones fortificadas para trasladarse a las ciudades, cerca de las cortes de los soberanos o de los poderosos. En el siglo XIV, la burguesía se fragmenta en una clase de burgeses ricos que lucha por conservar sus privilegios, enfrentada a una pequeña burguesía que subsiste con penurias. La inestabilidad social forjará el acercamiento entre las clases medias privilegiadas con la nobleza cortesana cuyas prebendas ya no dependen de sus posesiones feudales sino de su posición al servicio del Rey, en unas cortes que son el centro del poder político.
A lo largo del siglo, la nobleza cortesana adopta progresivamente los nuevos valores económicos y sociales de la burguesía mientras ésta se esfuerza por adquirir prestigio y emular el modo de vida aristocrático.
Estas nuevas clases privilegiadas no se sienten reflejadas en el arte de las catedrales y buscan la ostentación como reflejo de su posición. Demandan un arte más elitista y refinado ya que los vitrales de las catedrales representan, para ellos, un arte plebeyo, de rústicos burgeses y frailes.
Las clases privilegiadas se intercambian libros ilustrados con miniaturas, o pequeñas tablas pintadas, fáciles de transportar por los mercaderes cuyas caravanas cruzan toda Europa. Las escuelas locales conocerán lo que se hace en otras ciudades, los talleres de pintura realizan ilustraciones o tablas para los poderosos a la vez que diseñan los cartones para los vitrales. Las obras se adquirían y vendían lejos de su lugar de producción. Y también los pintores viajaban.
Desde la corte de los Papas de Aviñón que a la sazón era el principal foco de intercambio cultural, el "estilo gótico internacional" se extenderá por Europa durante el último tercio del siglo XIV, como resultado de un intercambio internacional de gustos y técnicas pictóricas. Simone Martini y otros artistas italianos y franceses tomarán contacto con las escuelas pictóricas de Flandes, Renania o Bohemia o los reinos ibéricos, las cuales difundirán por Europa el realismo naturalista de los pintores de la escuela sienesa y la caligrafía refinada de las miniaturas francesas.
El estilo internacional se crea en el centro de Europa, como resultado de la unión entre el gótico lineal y la pintura trecentista.