Ahora bien, ya que la intención es ofrecerle lo mejor que haya, no cualquiera puede acceder al honor de ser parte de un sacrificio humano. Aunque pudiera pensarse que algunas culturas "primitivas" no distinguen al ahora de sacrificar humanos, lo cierto es que hay parámetros más o menos generalizados sobre quién sí y quien no puede morir por los dioses. La selección resulta más o menos obvia, y hasta predecible: si se trata de hombres, éstos deben ser los más fuertes y saludables guerreros jóvenes, preferentemente. Si se trata de sacrificar mujeres, éstas han de ser las más atractivas y con más probabilidades de crear descendencia sana, así que, en este caso nada mejor que sacrificar jóvenes vírgenes. Conforme pasa el tiempo y crecen las civilizaciones, de pronto resulta comprensible que no se podía prescindir tan fácilmente de los guerreros (era muy necesarios para defender los poblados, y por eso era muy difícil que un guerrero se dejará sacrificar, así que las jóvenes vírgenes eran las más sacrificadas, en todos los sentidos.
Ahora bien, en cuanto a sacrificios humanos, para ofrecer lo mejor de lo mejor a los dioses, la opción usual es ofrecer el corazón (fuente debida y lugar donde se generan los sentimientos, en el sentido simbólico), y por extensión, la sangre (simbólicamente la sangre es agua de la vida", por lo que en teoría no hay nada para perpetuar la vida. Sobre esta base se sustentan lo sacrificios prehispánicos y las leyendas de vampiros). En cuanto a los despojos, su disposición varía de una religión o cultura a otra. Para evitar las condiciones insalubre que representa un cadáver, se usan dos opciones básicas: la incineración, por el sentido mágico que trae el fuego de por sí, y el dejar los despojos a los carroñeros (preferentemente cuervos o buitres sagrados). Sólo en pocas culturas se admite el canibalismo, y éste sólo es aplicable cuando la víctima de sacrificio es un guerrero. En estos casos, el devorar la carne, vísceras, sangre y tuétano del muerto, se hace con la finalidad de absorber el valor, fuerza, carácter y demás características que tenía el guerrero en vida (de hecho, en algunas culturas amazónicas, no hay mayor cumplido que decirle a alguien: "cuando mueras, me comeré tu despojos".
En muchas culturas, al paso del tiempo, el sentido básico del sacrificio humano se perdió, y por tanto muchas veces éste sólo servía para cobrar venganzas o deshacerse de enemigos políticos, así que poco a poco se fue eliminando, hasta quedar totalmente erradicado, sólo para convencer a muchos de que ya era malo se sacrificios humanos; en esta etapa surgieron las ya clásicas historias y leyendas de doncellas en peligro salvadas por un héroe exterminaba al monstruo, algún Dios, espíritus o lo que fuera, exigía sacrificios regularmente... y sin demanda de sacrificios, ya no había por qué seguir haciendo los. Sin embargo el sentido simbólico se mantuvo de un modo otro y como prueba de ello, están las numerosas historias y referencias alrededor del mundo de uno o varios héroes locales que sacrificar su vida por apreciar más otra cosa, ya no tanto un Dios o un espíritu sino conceptos variados como la patria, los familiares, la solidaridad, etc. viendo de lo admirable hasta lo cursi. Actualmente el mero concepto de sacrificio humano remite a la maldad más negra que pudiera haber, y al peor de los crímenes (de hecho el homicidio es un crimen perseguido internacionalmente), sin embargo el sacrificio humano aún persiste en varias culturas tribales primitivas y entre ciertos movimientos sectarios, los más notorios, los que optan por hacer sacrificios en forma de suicidios colectivos.
Ahora bien, en cuanto a sacrificios humanos, para ofrecer lo mejor de lo mejor a los dioses, la opción usual es ofrecer el corazón (fuente debida y lugar donde se generan los sentimientos, en el sentido simbólico), y por extensión, la sangre (simbólicamente la sangre es agua de la vida", por lo que en teoría no hay nada para perpetuar la vida. Sobre esta base se sustentan lo sacrificios prehispánicos y las leyendas de vampiros). En cuanto a los despojos, su disposición varía de una religión o cultura a otra. Para evitar las condiciones insalubre que representa un cadáver, se usan dos opciones básicas: la incineración, por el sentido mágico que trae el fuego de por sí, y el dejar los despojos a los carroñeros (preferentemente cuervos o buitres sagrados). Sólo en pocas culturas se admite el canibalismo, y éste sólo es aplicable cuando la víctima de sacrificio es un guerrero. En estos casos, el devorar la carne, vísceras, sangre y tuétano del muerto, se hace con la finalidad de absorber el valor, fuerza, carácter y demás características que tenía el guerrero en vida (de hecho, en algunas culturas amazónicas, no hay mayor cumplido que decirle a alguien: "cuando mueras, me comeré tu despojos".
En muchas culturas, al paso del tiempo, el sentido básico del sacrificio humano se perdió, y por tanto muchas veces éste sólo servía para cobrar venganzas o deshacerse de enemigos políticos, así que poco a poco se fue eliminando, hasta quedar totalmente erradicado, sólo para convencer a muchos de que ya era malo se sacrificios humanos; en esta etapa surgieron las ya clásicas historias y leyendas de doncellas en peligro salvadas por un héroe exterminaba al monstruo, algún Dios, espíritus o lo que fuera, exigía sacrificios regularmente... y sin demanda de sacrificios, ya no había por qué seguir haciendo los. Sin embargo el sentido simbólico se mantuvo de un modo otro y como prueba de ello, están las numerosas historias y referencias alrededor del mundo de uno o varios héroes locales que sacrificar su vida por apreciar más otra cosa, ya no tanto un Dios o un espíritu sino conceptos variados como la patria, los familiares, la solidaridad, etc. viendo de lo admirable hasta lo cursi. Actualmente el mero concepto de sacrificio humano remite a la maldad más negra que pudiera haber, y al peor de los crímenes (de hecho el homicidio es un crimen perseguido internacionalmente), sin embargo el sacrificio humano aún persiste en varias culturas tribales primitivas y entre ciertos movimientos sectarios, los más notorios, los que optan por hacer sacrificios en forma de suicidios colectivos.
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